viernes, 24 de abril de 2009

Niño, el dinero no salía gratis del cajero

La crisis abre la oportunidad de cambiar el patrón de educación: el consumismo desenfrenado termina, el deseo y el esfuerzo vuelven a tener valor y la satisfacción deberá ser menos material.
"Les enseñaremos a vivir, a estirar el brazo menos que la manga. Habrá menos regalos, pero más fantasía". El popular economista Leopoldo Abadía explica así lo que enseñará a sus nietos sobre la crisis económica, que también la sienten ellos en casa y en el colegio.
¿Existe una oportunidad? ¿Servirá la crisis para cambiar el patrón de consumismo infinito que ha marcado a las últimas generaciones de adolescentes de clase media y alta? "Ésta es la expectativa que tenemos en el ámbito de la psicología, que la crisis económica sirva como modelo de aprendizaje de que los indicadores de bienes y marcas no pueden ser aspectos sobre los cuales el sujeto pivote su autoestima", explica Marina Romeo, doctora en Psicología Social de la Universidad de Barcelona. Romeo proyecta la idea de que la satisfacción se vuelva menos material, es decir, erradicar el "yo soy más porque tengo esta marca". (Ver reportaje completo)
Reportaje de Ana Pantaleoni publicado en El País el 22/04/2009